Capítulo 9
S: Seguro que sí,
Esperanza. Lo que tú digas.
Sebastián se
queda pensando las palabras de su abuela y se dice a sí mismo “¿Cómo sería
besar a Carina Zampini... asumiendo que ella no lo matara en el curso del acto?
¿Sería su beso tan dulce como su voz?”
Todas sus dudas
se habían disipado. Haría cualquier cosa
por Esperanza.
EE: ¿Lo harás? (Le preguntó su abuela en voz baja).
S: Voy a salir
con ella. Pero tú has de prometerme que
buscarás otro candidato. Ese niño
necesita un padre y me gustaría ver que al fin lo consigue. Aunque sospecho que será una ardua tarea.
Cuando ambos
regresan el fotógrafo llama a Sebastián.
Fotógrafo: Señor Estevanez,
¿Podríamos tomarle una foto junto a la señora Zampini?
C: Más bien
preferiría que no (comenzó a decir Carina).
Periodista: No
publicaremos la foto sin su permiso (se apresuró a decir la periodista a
Carina). Pero estamos tan intrigados con
la petición de su hijo que sería una historia emocionante para nuestros
lectores.
M: ¿No te gusta
mi regalo? (le preguntó Manuel inseguro a Carina).
Era la primera
vez que Sebastián veía un rastro de vulnerabilidad en Manuel. Rápidamente cruzó la habitación y le pasó un
brazo por los hombros a Carina.
S: Tu mamá está
sorprendida, eso es todo.
C: Así es (dijo Carina
confirmando lo dicho por Sebastián).
S: Relájate (le
ordenó Sebastián tiernamente en un murmullo). Manuel se gastó hasta el último centavo de sus
ahorros. Y tú no quieres desilusionarlo,
¿verdad?
C: Gracias,
cariño. No podías haber elegido un
regalo mejor (murmuró ella bajando las pestañas para ocultar la expresión de
sus ojos).
Otro flash
iluminó la habitación.
Fotógrafo: ¿Por
qué no la besa? Sería una foto
fantástica (el fotógrafo le sugirió a Sebastián).
Sebastián miró a Carina.
Sus labios rosados estaban entreabiertos
y él luchó contra el deseo de cerrarlos con los suyos. Sintió que ella se ponía rígida entre sus
brazos. Por la expresión de su rostro
pensó que no era una buena idea. Pero por
alguna razón se sintió más tentado todavía.
Sebastián bajó la
cabeza y durante un segundo su boca se posó en los húmedos y suaves labios de Carina.
Luego le rodeó la cara con las manos
decidido a volver a experimentar la más deliciosa sensación de toda su vida. Pero ella se liberó de sus manos y se cubrió
la parte inferior del rostro, negándole la promesa del paraíso.
Una ola de rabia
invadió su pecho y se acercó más, dispuesto a abrazarla otra vez. Y lo habría hecho si antes no hubiera
percibido la ira desafiante que brillaba en los ojos de Carina.
Continuará….
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