jueves, 20 de febrero de 2014

Capítulo 9

Capítulo 9

S: Seguro que sí, Esperanza.  Lo que tú digas.

Sebastián se queda pensando las palabras de su abuela y se dice a sí mismo “¿Cómo sería besar a Carina Zampini... asumiendo que ella no lo matara en el curso del acto?  ¿Sería su beso tan dulce como su voz?”

Todas sus dudas se habían disipado.  Haría cualquier cosa por Esperanza.

EE: ¿Lo harás?  (Le preguntó su abuela en voz baja).
S: Voy a salir con ella.  Pero tú has de prometerme que buscarás otro candidato.  Ese niño necesita un padre y me gustaría ver que al fin lo consigue.  Aunque sospecho que será una ardua tarea.

Cuando ambos regresan el fotógrafo llama a Sebastián.

Fotógrafo: Señor Estevanez, ¿Podríamos tomarle una foto junto a la señora Zampini?
C: Más bien preferiría que no (comenzó a decir Carina).
Periodista: No publicaremos la foto sin su permiso (se apresuró a decir la periodista a Carina).  Pero estamos tan intrigados con la petición de su hijo que sería una historia emocionante para nuestros lectores.
M: ¿No te gusta mi regalo? (le preguntó Manuel inseguro a Carina).

Era la primera vez que Sebastián veía un rastro de vulnerabilidad en Manuel.  Rápidamente cruzó la habitación y le pasó un brazo por los hombros a Carina.

S: Tu mamá está sorprendida, eso es todo.
C: Así es (dijo Carina confirmando lo dicho por Sebastián).
S: Relájate (le ordenó Sebastián tiernamente en un murmullo).  Manuel se gastó hasta el último centavo de sus ahorros.  Y tú no quieres desilusionarlo, ¿verdad?
C: Gracias, cariño.  No podías haber elegido un regalo mejor (murmuró ella bajando las pestañas para ocultar la expresión de sus ojos).

Otro flash iluminó la habitación.

Fotógrafo: ¿Por qué no la besa?  Sería una foto fantástica (el fotógrafo le sugirió a Sebastián).

Sebastián miró a Carina.  Sus labios rosados estaban entreabiertos y él luchó contra el deseo de cerrarlos con los suyos.  Sintió que ella se ponía rígida entre sus brazos.  Por la expresión de su rostro pensó que no era una buena idea.  Pero por alguna razón se sintió más tentado todavía.

Sebastián bajó la cabeza y durante un segundo su boca se posó en los húmedos y suaves labios de Carina.  Luego le rodeó la cara con las manos decidido a volver a experimentar la más deliciosa sensación de toda su vida.  Pero ella se liberó de sus manos y se cubrió la parte inferior del rostro, negándole la promesa del paraíso.

Una ola de rabia invadió su pecho y se acercó más, dispuesto a abrazarla otra vez.  Y lo habría hecho si antes no hubiera percibido la ira desafiante que brillaba en los ojos de Carina.

Continuará….


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