Capítulo 34 (Capítulo Final)
Estaban llegando
a su rancho, cuando ven un cartelón (cruzacalles) que estaba colgado entre dos árboles en la
entrada de la casa de Sebastián. Que
Manuel lee.
M: Miren lo que
dice, “Manuel, Ya eres uno de los nuestros, Felicidades, La Familia
Estevanez”.
C: Mi amor tú
tuviste que ver con la sorpresa.
S: No, mira ahí
están los vehículos de mi abuela, de mi papá, hermano y cuñado. Ellos deben de haber organizado todo.
Cuando abren la
puerta de entrada se encuentran con toda la familia de Sebastián esperando el
momento para felicitar tanto a Manuel como a Sebastián por el gran
acontecimiento en sus vidas.
Q: Hijo muchas
felicidades, ahora vas a aprender lo que es tener la responsabilidad de ser
padre.
S: Papá desde que
Carina y Manuel llegaron a mí, mi vida no es la misma. Ellos para mí son el aire que respiro. Sin ellos no soy nadie. (Lo dice a la misma vez que agarra por la
cintura a Carina acercándose a él para besarla en la mejilla y con la otra la ponía
sobre los hombros de Manuel).
Moni: Sebas, me
alegra tanto oírte hablar de esa forma, que me das un gran orgullo saber en el
gran hombre en que te has convertido (Abrazándolo y tomándole una mano a
Carina). Y a la misma vez, voy
agradecerle toda mi vida a Carina, porque ella fue gran responsable del cambio tan
positivo que creó en ti.
C: Moni, no tienes
que agradecerme nada, al contrario, Sebastián para mí y mi hijo es como la
pieza de un rompecabezas, que no está completo si alguna pieza falta. Sebastián es el hombre que complementa
nuestra vida.
Diego: Bueno,
bueno, que todos vamos a llorar, y nosotros vinimos a festejar que todo el proceso
de adopción finalizó para darle un nuevo integrante a la familia Estevanez.
S: Si hablando de
festejar, Manuel, hijo, ve a mi oficina y sobre el escritorio hay una sorpresa
para ti, de parte Cari y mía.
Manuel junto a
sus primos no terminaron de oír lo que decía Sebastián cuando ya se había a
buscar la sorpresa. Entre los cinco traían
varias cajas envueltas en papel de regalo.
S: Hijo abre la
caja más grande ya!
Moni: Sebas,
estas más desesperado que los chicos, ja, ja, ja.
Manuel comenzó a
quitar el papel de regalo de un solo rasgado que al ver lo que era, lo dejo a
un lado y corrió a abrazar y darle un beso a su nuevo padre.
M: Gracias papá.
C: Y para mí no
hay un abrazo y un beso.
M: Mami no te
pongas celosa, que para ti también hay, Ja ja ja Gracias, muchas gracias a ambos.
S: Manu, es la
última generación del Xbox, ya puedes jugar con amigos y primos a través del
internet, cuando tus primos nos visiten o para ganarte cuando juguemos.
M: Papá me estas
retando, porque mira soy muy bueno.
S: ya veremos.
C: Yo creo que lo
compró más bien para jugar en él. Sebas
siempre tiene alma de niño.
S: Ve y abre el regalo
del papel rojo.
M: Es lo que creo
que es, es un IPhone 5S. Wao!, creo que
me adelantaron mi regalo de cumpleaños, Santa Claus y los Tres Reyes.
C: Manu, te lo
compramos para que siempre te puedas comunicar con nosotros (señalando a Sebas
y a ella) en cualquier momento y así no nos preocupamos, sí. (Manuel aseveró con la cabeza)
S: Además Andrés y
Belinda no se queda con las manos vacías, abran los regalos azules. Y Evaluna y Gabriel los regalos del papel
color verde.
Los chicos
comenzaron a abrir sus regalos y los mayores, Andrés y Belinda vieron que era
también un Iphone 5s. Los pequeños
también estaban alegres con sus Ipod Touch de la 5ta generación.
A Y B: Gracias tío
Sebas, tía Carina.
E y G: Gracias tío
Sebas, tía Carina
Y fueron a darles
un abrazo y un beso a Sebastián y a Carina.
S: Bueno los IPhone
y los IPod los pueden utilizar siempre y cuando mantengan sus notas, se porten
bien y obedezcan a sus padres. Si alguno
de ellos nos llama y nos cuentan que no están cumpliendo con las reglas de
juego se les castiga retirándole el celular o el ipod, entendido.
Todos los chicos
con sus regalos en mano aceptaron las condiciones de los mismos.
C: Bien, ahora preparasen,
se cambian de ropa y a la piscina que Edith y la abuela nos están preparando un
asadito.
S: Papá, Die y Según
vamos a conectar el Xbox en sala de entretenimiento al lado de la terraza y de
una vez lo probamos.
Sol: Mamá, Cari,
Juli como que los perdimos. Ja, Ja, Ja
C: Bueno dejémoslos,
vamos a refrescarnos a la terraza, porque cuando los chicos se den cuenta que el
Xbox está conectado van sacar a nuestras parejas para quedarse ellos.
M: Eso no quepa
la menor duda, ja, ja, ja.
Así las mujeres
se fueron a conversar de los preparativos finales para la celebración de la
boda de Sebastián y Carina que se llevaría en el mismo rancho por solicitud de
la misma Carina.
Los hombres habían
ya conectado el Xbox y se pusieron a competir entre ellos. Y efectivamente como había predicho Cari, los
chicos salieron de la piscina directamente hacia el salón de entretenimiento a
tratar de jugar, porque como la abuela les ordenó que se secaran y se cambiaran
de ropa antes de entrar a la casa. Ellos
prefirieron volver a la piscina y dejar a los adultos recordar viejos tiempos.
C: Esperanza, Que
pasó que los chicos regresaron a la piscina, pensaba que iban directo a jugar
con los otros niños. Ja, Ja, Ja.
E: Efectivamente,
hija, pero venían todos empapados y cuando los detuve y les dije que se tenían
que secar y cambiarse prefirieron regresar a la piscina.
Sol: Abuela le
falta mucho al asadito, Juli ya tiene hambre, recuerda que ya come por dos.
EE: No, le falta
algo, pero si quiere le puedo traer algunas galletas para que pueda aguantar
hasta que llegue la hora de cenar.
Juli: Gracias
Abue.
EE: Ahora te las
traigo. (Mirando a Quique que viene caminando
hacia la terraza). Hijo que pasa que
dejaste de jugar.
Q: Mamá yo me
quedé en el Atari (primer juego de consola de los años 70 y 80). Yo no entiendo ni cómo se juegan los juegos moderno. Además Sebas, Dieguito y Segundo juegan duro
llevan su propia competencia al máximo.
Moni: Bueno vamos
sacando a los chicos de la piscina que ya deben estar arrugaditos y hora de
comer.
Una vez cenaron,
Manuel les había pedido permiso a Sebastián y Carina para quedarse en casa de
Sol y Segundo, con su primo-hermano, Andrés.
Ambos jóvenes se habían hecho inseparables, debido a que ambos tenían
las mismas inquietudes y gustos de cualquier adolescente de su edad. Sol y Segundo llevarían a todos los primos al
cine al otro día. Por supuesto a Sebastián
le encantó la idea, ya que se quedaría a solas con Carina, lo que prometía ser
una noche romántica y llena de pasión.
Ya se había
marchado todos, cuando Sebastián le dice al oído a Cari.
S: Al fin solos
mi amor, no veía la hora en que pudiéramos estar así, pegaditos, haciéndonos mimitos,
me encanta.
Sebastián volvió
a besarla y comenzó a acariciar la piel suave de su cuello y hombros,
besándolos después. Carina suspiró cuando
él la abrazó con más fuerza. Sus besos y
sus caricias la drogaban, le encantaban. Perdió la cordura y hundió los dedos en su
espeso cabello. Se apretó contra él,
deseando estar aún más cerca.
Sus reacciones
despertaron una respuesta más ansiosa en Sebastián, porque el contacto de sus
manos se hizo más fuerte y posesivo. Sebastián
atrajo las caderas de ella contra las suyas para que sintiera su necesidad, una
necesidad que también crecía en Carina.
El contacto de
sus labios se hizo más sensual; la lengua de Sebastián probaba la boca de Carina,
acelerándole el pulso. La mente de Carina
giraba fuera de control, y se aferró fuertemente a él, dejando escapar gemidos
de deseo.
Sebastián levantó
la cabeza para susurrar:
S: Cari, te amo,
sabes desde que probé por primera vez tus labios, supe de inmediato que tu
sabor era único y que serían los único labios que quería besar por siempre.
C: Y yo te amo
con el alma, te confieso que cuando nos dimos ese primer beso obligado por esos
periodistas, sentí una corriente a través de mi cuerpo, nunca lo había sentido
con nadie y fue entonces cuando me percaté que tú eras mucho más que la única opción
de un base de datos.
S: Si, que linda
tus palabras, pero mejor son tus besos y caricias. (dijo esto y continuó con el juego de
seducción que solo ellos saben hacer como preámbulo al acto más puro de hacer
el amor).
Ambos llegaron a
su cuarto entre besos y caricias esparciendo por el suelo todas sus ropas. Sebastian apartó la colcha y recostó suavemente
a Carina sobre la cama y terminó de quitarle el pantalón junto a su ropa
interior tirándolos al suelo.
Carina experimentó
un arrebato de admiración hacia el hombre que la había enamorado y que hasta
cierto punto le había dado la oportunidad de amar cuando Sebastián se echó
hacia atrás para mirarla, pero la mirada de adoración de Sebastián parecía hasta
tal punto llena de orgullo de saber que toda ella era de él y solo de él. Él deslizó suavemente una mano sobre su pierna
y, al alcanzar el nido del pálido vello de la unión de sus muslos, la tocó con
una delicadeza cercana al sobrecogimiento.
Carina se sentía completamente expuesta, y sin embargo adorada. Al mirar a Sebastián y ver cómo éste temblaba
su cuerpo de deseo, se maravilló de que el destino lo hubiera llevado hasta él.
C: Sebas… por
favor... (le suplicó con voz trémula), te deseo...
Sebastián no
necesitó que volviera a pedírselo. Echándose hacia atrás, se desabrochó los jeans
y se los bajó al mismo tiempo que los calzoncillos. Unos segundos después se deslizó sobre ella,
encontrando un lugar para él entre sus muslos, y, entrelazando sus dedos con
los de ella, los apoyó con fuerza junto a los hombros de Carina. Sebastián apoyándose en los codos, frotó su
cuerpo ardiente contra el de Carina. No
hizo intento de penetrarla, simplemente, buscó el placer de aquel nuevo nivel
de contacto. Sin embargo, el placer hizo
que ambos empezaran a jadear rápidamente.
Carina nunca
había sentido tanto deseo. Ya no pensaba
en sus miedos, eran una pareja que a tan solo una semana de ser marido y mujer.
Ella sólo pensaba en el ardor que sentía
dentro, sabiendo que necesitaba poseer a Sebastián de inmediato. Con los ojos cerrados, se arqueó hacia arriba
y comprimió la pelvis contra él en una súplica silenciosa que dio por terminada
la resistencia de Sebastián. Sebastián le abrió las piernas a Carina, se
colocó en posición y le apretó los dedos.
S: Mírame, Cari
(musitó). Mírame, mi amor, quiero ver
tus ojos.
Los ojos de ella
se abrieron y se agrandaron cuando, muy lentamente Sebastián la penetró. Carina sintió claramente cómo se hundía más y
más dentro de ella; era como si cada célula de su cuerpo respondiera a su
presencia, transmitiéndole a su cerebro un mensaje embriagador tras otro. Cuando la penetró por completo, Carina ya sabía
que el placer recién comenzaba.
Sebastián cerró
los ojos y dejó escapar un largo y trémulo suspiro. El placer estaba tan claramente dibujado en
sus rasgos que Carina también habría exhalado un suspiro de alivio de haber podido.
Pero él había empezado a moverse dentro
de ella, y cada vez le costaba más respirar. Lo único que podía hacer era dejarse arrastrar
por la espiral de pasión que él iba creando.
El ardor fue
creciendo paulatinamente. Sebastián impuso
un ritmo que maximizaba el placer de Carina, sabiendo exactamente cuándo aminorar
su cadencia y cuando acelerarla. Carina se
movía a su compás, acompañando sus embestidas con un brío que enloquecía a Sebastián.
Después, cuando
el fuego que ardía dentro de ella se tornó demasiado abrasador para seguir
conteniéndolo, Carina se arqueó por última vez, aspiró bruscamente una bocanada
de aire y se disolvió en una serie de espasmos aparentemente interminables. Entre tanto, Sebastián se unió a ella,
comprimiéndose contra la abertura de su vientre mientras su cuerpo se
convulsionaba y vibrando a la vez.
Pasó largo rato
antes de que pudieran hablar, durante el cual los únicos sonidos que se oyeron
en el cuarto fueron sus respiraciones y el tamborileo más suave y débil de la
lluvia. Sólo cuando empezaron a respirar
con normalidad se deslizó Sebastián a un lado, pero la arrastró consigo,
colocándose cara a cara sobre la almohada.
S: Creo que
adelantamos algo de nuestra noche de bodas.
C: Estuvo maravilloso,
pero mejor es hacer el amor con el hombre que amo. Mi amor…
S: en qué
piensas?
C: aún no hemos
decidido quienes van a ser nuestros padrinos.
S: Eso es fácil
si tú estás de acuerdo.
C: En quienes
pensaste?
S: En la abuela y
en Manuel, realmente ellos fueron los responsables directos de nuestro amor. Jamás voy a dejarle de agradecer a la abuela y
sobre todo a nuestro hijo.
C: Si, sin ellos
quizás nunca nos hubiéramos conocido. Ya
quiero verle las caras a ambos cuando se lo digamos. Ja, Ja, Ja (bostezando)
S: Vamos a dormir
que me parece que te dejé cansadita.
C: Si, vamos a dormir.
Era navidad…
Todos se habían
reunido a pasar la nochebuena en el rancho de Sebastián. Estaban todos presentes, la familia
Estevanez, los tíos de Carina y los empleados del rancho y sus familias. Recién la familia Estevanez le había dado la
bienvenida a su nueva integrante Fabiola, la pequeña era hija de Diego y Juli. También se encontraban presente los tíos de
Carina. Por insistencia de Sebastian y
Carina, ellos llevaban un mes viviendo en la cabaña del rancho. Realmente Sebastián quería que ellos pasaran
las fiestas de navidad y compartieran con ellos tres y su familia.
Todos estaban a
la expectativa de los fuegos artificiales que habían preparado Sebastián, Diego
y Segundo para cuando llegue las 12.
Esa misma mañana,
Carina se había enterado que iba a ser madre por segunda vez. Solo quería esperar el momento ideal para
darle la noticia a Sebastián.
S: Mi amor, que
felicidad, nuestra primera navidad juntos (dándole una copa de Champagne).
C: Si, me siento
feliz, pero será mejor que brinde con jugo de naranja.
S: Pero mi amor,
sabes que es una tradición de nochebuena de pedir tres deseos con el brindis.
Sebastián no caía
en cuenta de lo que Carina le decía entrelineas.
C: Mi amor si ya
mi primer deseo me fue concedido, lo confirmé esta mañana.
S: Mi amor tú me
estas queriendo decir que vamos a darle un hermanito o hermanita a Manu.
C: Si, estoy
embarazada de dos meses y medio.
S: Entonces si
las cuentas no me fallan, fue la el día de la adopción de Manu. Ese día me hiciste padre por partida doble.
C: Si, ya quiero
darle la noticia a todos en especial a Manu.
S: Te amo, estoy
feliz de volver a ser padre nuevamente.
Ya quiero ver un pequeño o pequeña Estevanez corriendo por los
alrededores.
(Entonces
Sebastián besa apasionadamente a Carina en respuesta a su noticia de su
embarazo).
Como ya era una
tradición en la familia Estevanez Zampini, todos estaban al pendiente en los
momentos trascendentales y este no era la excepción.
Todos estaban en
la sala de espera de esperando el nacimiento de la pequeña Akemi (significa regalo
de Dios). Aunque se había adelantado una
semana, todos estaban felices cuando Sebastián salió en brazos con la recién
nacida para presentarla oficialmente a su familia en especial a Manuel. Que cuando se enteró que iba tener un
hermanita…
***Inicio del
Flashback***
Nos remontamos a
la fiesta de navidad…
Sebastián había
llamado a Manu para que cuando llegara las 12 estuvieran juntos como familia.
C: Mi vida, con
Sebas queremos darte una noticia.
S: Esperemos que
te guste la noticia.
M: Y ¡cuál es esa
noticia que no me dicen ya! Porque se
nota que están a punto de explotar.
S: Calma, hijo, calma,
que yo me acabo de enterar no hace más de 5 minutos.
C: Con Sebas te
queremos decir que vas a tener un hermanito o hermanita.
M: Si, me encanta,
espero que sea niña. Le voy a enseña de
todo. Manu los abrazaba y besaba el
vientre de Carina. En respuesta a su
alegría le gritó a todos a que se acercaran y les informó que sus papás dentro
de unos meses le daría un hermanito o hermanita.
Todos felicitaron
Sebas y a Carina cuando un par de cohetes dieron inicios a la exhibición de
fuegos artificiales de nochebuena.
***Fin del
Flashback***
Cuando Sebas le
acercó a Akemi a Manu, el sacó su celular y se sacó una foto con su nueva
hermanita. También preguntó por su
mamá. Ya Sebastián les informó a todos
que Carina se encontraba en perfectas condiciones y cuando la trasladarán a una
habitación no podía recibir visitas. De
ese modo Sebastián entró de nuevo al área de “Recovery”, a donde su mujer, que
nuevamente lo volvía a hacer el hombre más feliz del mundo.
C: Mi amor ya le
presentante a Akemi a la familia.
S: Si todos están
felices, y no te quiero contar como está Manu, que hasta se tomó una foto con
la beba con su celular.
C: Si, es preciosa
nuestra bebé, tiene tu color piel y su pelo es igual al tuyo.
S: si pero sus
facciones son igualitas a las tuyas, hasta tiene tú mismo lunar en el cuello en
el lado derecho, que me enloquece tanto.
C: Veo que la examinaste
todita.
S: Si la
enfermera me la dio antes de envolverla en la sabanita y la ví todita. Es tan hermosa como su mamá. Te amo
C: Yo, te amo más. (Dándole un beso a Sebastián). La niña reclamó a su mamá, que muy
gustosamente se la acercó para darle de comer.
Sebastián derramó
unas lágrimas al ver tan tierno momento entre madre e hija.
S: Cari no sabes
lo feliz que me siento, aunque no me lo creas, es un sentimiento muy parecido a
momento que la juez aceptó la adopción de Manuel.
C: Mi amor, te
creo, tú con Manuel, has sido y serás su padre.
Él lo siente de ese modo. Él sabe
que con Akemi, no van a existir diferencias.
Ambos son tus hijos, aunque llegaron a tu vida de diferente camino, al
final son y serán lo mismo, tus verdaderos hijos.
S: Te Amo, Carina Zampini y espero
que muy pronto darle un nuevo hermanito a nuestros hijos.
C: Y yo más, y usted, Sebastián Estevanez, de eso puedes
estar muy completamente seguro.
FIN…