Capítulo 26
De camino al Hotel
Internacional…
S: Cariño, estabas
tan entusiasmada como una pequeña. Tengo
la impresión que no disfrutaste mucho en tu niñez.
C: No fue así; mi
niñez fue muy normal.
S: ¿Te criaron
tus tíos?
C: Mis padres
fallecieron cuando tenía cuatro años y ellos me llevaron a su casa. Son buenas personas y querían lo mejor para
mí.
S: ¿Crees tú que tus
tíos se acostumbrarían a vivir en Buenos Aires?
Habían llegado al
hotel International. Bajo la farola de
la calle tuvo un fugaz visión de las grandes montañas, convertido en hotel; una
vista que siempre la emocionaba.
C: ¿Buenos Aires?
¿Qué sugieres, Sebastián?
Él se encogió de
hombros al tiempo que abría la puerta.
S: Tengo esa
cabaña y no la utilizo para nada. Ahora
que ya no apesta a zorrilla, podríamos decorarla y quedaría transformada en un
confortable apartamento.
Ellos podrían
disfrutar de su independencia y tomar las comidas en la casa grande.
C: ¿No crees que
ya tienes suficientes invitados en el rancho? (preguntó con cautela).
El no respondió
hasta llegaron al vestíbulo victoriano, la parte más antigua del hotel.
S: ¿Quieres la
verdad?
C: Sí, por favor.
Él se detuvo
junto a un gran reloj antiguo y la giró hacia él.
S: Carina, si
traer a tus tíos a Buenos Aires pudiera ser una razón para que te quedaras,
ahora mismo iría a buscarlos a Córdoba.
C: No creo que
sea necesario, aunque es un tanto prematuro (respondió Carina amablemente al
tiempo que subían la escalera hacia sus habitaciones).
S: No lo será por
mucho tiempo (dijo Sebastián al tiempo que abría la puerta y la dejaba entrar).
Porque llegó la hora.
C: ¿La hora de
qué? (preguntó ella ocultando una sonrisa).
S: La hora de
volver a pedirte que te cases conmigo.
C: Mi amor, nunca pensé que mi corazón latiera a 100 kilómetros por milla.
S: Entonces, Lo harás, aceptas mi proposición de matrimonio?
C: Nunca pensé que volverías a pronunciar esas
palabras, pero mentiría si te dijera... (apenas pudo terminar la
frase cuando los labios de Sebastián ya estaban sobre los suyos).
Un largo instante
después Sebastián la miró con una dulce sonrisa. Él no dejo que respondiera, solo continuó el beso.
Al principio el beso fue algo tímido,
tierno, pero después una vez que Carina se soltó más empezaron a jugar con sus
lenguas, el beso pasó de ser tierno a apasionado, admitiendo que ambos estaban completamente
enamorados.
Después de varios
minutos se separaron, se miraron a los ojos y sonrieron, sinceramente estaban
felices.
S: Cari, que lindo
beso (Dijo Sebastián dándole piquitos).
C: Hermoso beso (Dijo Carina volviéndolo a besar con más intensidad)
C: Hermoso beso (Dijo Carina volviéndolo a besar con más intensidad)
Sebastián no lo podía
creer. Le tomo de la cara y la besó con
toda la pasión del mundo, como si no hubiera un mañana.
S: Cari, ahora si
te voy a llevar hasta el fin del mundo
Sebastián la empezó
a besar con toda su alma, quería demostrarle con ese beso todo el amor que le tenía,
y que estaba feliz de estar con ella, después de ese beso bajó hasta el cuello,
donde se detuvo un rato.
Empezaron a
caminar de la sala de la suite hacia la cama mientras se besaban, cuando
estaban a punto de llegar Sebastián dejo de besarla y le tapo los ojos.
S: Espero que te
guste esto mi amor- Dijo destapándole los ojos.
Carina abrió sus
ojos y más se emocionó, no podía creerlo, era demasiado para ella. Estaba toda la habitación llena de flores,
menos un camino que los conducía a la cama. Se empezaron a besar, caminando hasta caer a
la cama, Sebastián arriba de ella.
Suavemente Sebastián
le empezó a quitar la camisa a Carina, mientras que ella le desabotonaba poco a
poco cada botón de la camisa de él. Inmediatamente después él, le saco la falda y
ella su pantalón. Estaban solo en ropa
interior besándose como nunca, se amaban y querían demostrárselo el uno al otro.
Sebastián le saco
el corpiño a ella, y bajo hasta sus pechos y los empezó a besar, Carina no
podía más el placer que este hombre ocasionaba en ella. Entonces Sebastián le susurró al oído, te amo
con toda mi alma y ahora sí que te voy a llevar al fin del mundo y la besó.
En cuestión de
segundos, Sebastián se deshizo de las últimas barreras y finalmente y con mucho
cuidado entró en Carina. Primero fueron
movimientos suaves, a los cuales Carina respondía con gemidos, haciéndole saber
a Sebastián el disfrute y placer que le estaba ocasionando.
Después de un
tiempo empezaron los movimientos más fuertes y apasionados. Ambos intercambiaron frases de amor, mimos
tiernos y apasionados. Sebastián siempre
estuvo a pendiente de Carina, quería que ella disfrutara en todo momento y que
estuviera completamente segura de sus sentimientos y el amor que él sentía por
ella.
Así estuvieron
toda la noche hasta que quedaron rendidos, ella sobre su pecho y el abrazándola.
A la mañana siguiente
Carina se levantó temprano, mientras Sebastián dormía, ella se detuvo un tiempo
a mirarlo. No podía creer nada de lo que estaba pasando entre ellos, pero era
una bella realidad y estaba muy feliz. Sabía
que Sebastián siempre la cuido en todo momento, y ella lo amaba, de eso no
tenía ninguna duda.
Carina se colocó
la camisa de Sebastián y salió al balcón de la suite, observó un instante el lindo
paisaje que tenía frente a sus ojos.
Era naturaleza
pura, le encantaba ese lugar. La hacía
acordar donde se había criado.
Ese pensamiento hizo que Carina se
acordara que tenía que ser honesta a Sebastián y sabía que había llegado el
momento de contarle la verdad.
Continuará…
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