Capítulo 30
Al llegar al
rancho, vieron a Esperanza esperándolos en el patio acompañada de una pareja de
ancianos que miraban aproximarse el vehículo un tanto nerviosos.
C: ¿No es la tía
Esther? (preguntó Carina sorprendida).
S: Y también el
tío Ben. Me tomé la libertad de
invitarlos como una visita sorpresa. Lo
que suceda de aquí en adelante es cosa de ustedes. Pero esa cabaña todavía está disponible por si
la deseas.
Carina le rodeó
el cuello con los brazos y le dio infinidad de besos alrededor de la cara,
terminando en sus labios. ¿Cómo pudo
haber dudado alguna vez de las buenas intenciones de Sebastián?
S: Vamos. Baja.
Salúdalos (la motivó Sebastián). Ellos
están tan asustados como tú (agregó al ver que la desconcertada pareja se
acercaba al vehículo).
Carina se bajó y
lentamente se acercó a ellos. Entonces
se produjo un instante de vacilación y luego los tres se abrazaron, lloraron y
hablaron atropelladamente.
Por fin Carina,
más calmada, le hizo un gesto a Manuel que observaba la escena junto a Sebastián. Pero Manuel señaló las plantas junto al
porche.
M: ¡Mamá!, ¡Sebastián!
¡miren! Los rosales han florecido. Están cubiertos de capullos amarillos.
Nunca antes había
visto tantas flores en una planta. Pero,
¿de qué se sorprendía? Carina le dijo suavemente
a su hijo.
C: Ve a saludar a
tus tíos, cariño. Y luego quiero que les
presentes al amor de mi vida (su mirada se cruzó con la de Sebastián). Estoy segura de que lo van a querer tanto como
nosotros.
Días después…
Los tíos se habían
regresado a Córdoba luego de reconciliarse con su sobrina. Habían compartido con la familia de Sebastian
y quedaron completamente prendados con las ocurrencias de su sobrino nieto,
Manuel
Aunque decidieron
regresar a Córdoba, le prometieron a Carina regresar para la boda de ellos como
también pasar más tiempo juntos y recuperar el tiempo perdido, debido a que Sebastián les había ofrecido la cabaña, cuando ellos decidieran visitarlos en
Buenos Aires.
Sebastián y
Carina aún no dormían juntos en la misma habitación ante los ojos de los demás,
aunque todas las noches a escondidas, como un juego romántico, cualquiera de
los dos brincaba a la habitación del otro para amarse o simplemente para
sentirse y dormir juntos.
Ellos habían
decidido guardar las apariencias aunque era un secreto a voces, especialmente
para su hijo que compartían todas las noches.
Manuel se había
adaptado a su nueva vida en la escuela, en el rancho, tenía muchos amigos de su
edad, le gustaba las actividades al aire libre y su deseo era convertirse en un
gran científico, por lo que sus inventos mantenían en vela a Sebastián y a
Carina en todo momento. Sebastián siempre lo alcahueteaba en sus inventos aunque era estricto, Manuel lo
respetaba y lo quería como la figura paterna que tanto buscó y encontró en él.
Sebastián se
encontraba en su despacho realizando unas llamadas importantes… Cuando Carina
entra para decirle…
C: Mi amor, ¿te
interrumpo?.
S: Tú nunca me
interrumpes, más bien te extrañé, dime.
C: hoy tengo que
ir a la ciudad para recoger el diploma, además voy aprovechar el viaje para
comenzar a comprar lo necesario para nuestro matrimonio.
S: Ay qué lindo
se oyó “Nuestro Matrimonio”.
Sebastián se
acerca a ella y la acerca a su cuerpo al abrazar su cintura para darle un beso. Sus cuerpos tiemblan y se desean
mutuamente. Carina no pierde tiempo y
reacciona con pasión al mismo.
V: Ay, Sebas ya
estoy deseando que llegue ese día, tan solo falta un mes.
S: Si, y tú no
sabes cuánto deseo que llegue ya el día.
Ya no quiero seguir escondiéndome por las noches para amarnos. Quiero que ante los ojos de todos seas mi esposa. Aunque creo que ya todos se dieron cuenta que
nosotros todas las noches nosotros nos pasamos de una habitación a otra.
V: Si, que vergüenza,
ayer tu abuela comentó que apenas pudo dormir por la noche ruidosa y para
colmos lo dijo con una amplia y sugerente sonrisa, que hasta Manuel lo confirmó. Yo no sabía para donde mirar.
S: Ja, Ja, Si a
la abuela no se escapa nada. Bueno,
bueno cambiando el tema ¿Te acompaño, yo tengo que recoger unos documentos en
el abogado?
C: Subo a mi
cuarto, recojo mi cartera y vamos.
S: Te espero.
En la ciudad…
Ya Carina había
buscado el diploma y se dirigían a la Agencia Matrimonial La Rosa Amarilla a buscar
a la Abuela Esperanza. La abuela es quién
ayudaría a escoger el vestido de novias a Carina.
En la agencia
Matrimonial:
EE: De acuerdo
señoras, ahora serviré champagne en sus copas (Wanda se levanta para ayudar a
Esperanza a servir las copas). No, no,
Wanda. Siéntate y relájate, por favor (insistió
Esperanza mientras esperaba que la anciana de setenta y seis años cesara de trabajar.
Wanda no podía ni quería cesar sus
funciones en la Agencia. Si no fuera tan
eficaz en su trabajo....) Y tú María, no
atiendas ningún teléfono.
Esperanza antes
de mostrar a sus amigas el artículo recién aparecido en la revista, se instaló
en su asiento y bebió un sorbo de champán.
EE: Esperen a oír
esto (dijo al tiempo que sacaba una rosa amarilla de un florero cercano). Un niño de trece años encuentra un padre (leyó
mientras agitaba la rosa para enfatizar la lectura). Ese es el título. Y a continuación dice: La agencia matrimonial La
Rosa Amarilla cerró un gran trato con Manuel Arce. Por solo veinte dólares y algunos centavos le
consiguió la mejor cita que hubiera podido soñar... una cita con el destino. Después de completar el formulario en nombre
de su madre, Carina Zampini, el ordenador de la agencia La Rosa Amarilla
seleccionó al padre perfecto para el joven Manuel. Se trata del nieto de Esperanza Estevanez,
propietaria de la agencia. Pero fue
necesario que Manuel realizara algunos experimentos científicos para convencer
a su madre de que Sebastián Estevanez era el marido perfecto para ella. “Mi proyecto obtuvo la más alta calificación
en el colegio. Pero lo mejor de todo, es
que conseguí un papá maravilloso” (declaró Manuel orgullosamente en el artículo
de la revista). Al parecer, la
prestación de servicios informatizados de La Rosa Amarilla, agencia experta en
relacionar parejas con fines matrimoniales, marcha por muy buen camino.
Con un suspiro Esperanza
apartó la revista y alzó su copa.
EE: A la salud de
todas nosotras. Sospecho que nuestra
pequeña empresa empieza a marchar por el camino de la prosperidad. Ah, y antes de que se me olvide, tenías razón,
Wanda. Sabrás que volví a introducir el
formulario de Carina con su verdadera edad en la base de datos, y esta vez el
resultado fue un 100% de afinidad con el único candidato seleccionado, mi nieto
Sebastián. ¡Tal como lo anunciaste desde
el principio!
En ese momento
entra en la Agencia Carina junto a Sebastian escuchando que realmente son un
100% compatible.
S: Abuela es
cierto lo que acabamos de escuchar, somos compatibles en un 100%.
EE: Si, pero como
sabes ya Wanda lo había pronosticado mucho antes que sistema computadorizado. Además, ¡La leyenda del beso en la familia
Estevanez una vez más funcionó! (dijo toda emocionada).
C: (Y mirando
fijo a Sebastián) Pero de algo estoy muy segura que nuestro amor es 100%
verdadero.
EE: Bueno, ya
chicos, que hay mujeres de la tercera edad presente. Ja, Ja, Ja.
S: No me puedo
quejar, por que gracias a ustedes, estoy por casarme con esta bella mujer, que
amo con locura (le da un beso sonado en los labios a Carina).
EE: Mucha charla,
Carina ya nos podemos ir a comprar tu vestido de bodas.
S: Si las llevo
al centro en lo que voy al abogado a recoger unos documentos.
C: Si vamos.
Sebastián lleva a
Carina y a su Abuela Esperanza al centro y continua camino hacia el abogado.
Oficina del
Abogado:
A: Hola, Sebastián.
S: Hola Michael,
me tienes el documento que te pedí que redactaras.
A: Sebastián, si
lo preparé según tu requerimiento.
S: Gracias, te lo
enviaré tan pronto tenga las firmas para que puedas procesarlo legalmente.
Ya de camino al
rancho, Carina había realizado todas las compras junto con la Abuela y Sebastián (que se había unido después de visitar a su abogado).
C: Sebas, y no
soy curiosa pero…
S: Pero quieres
saber que fui a recoger en la oficina de mi abogado, no.
C: Porque te voy
a decir que no, porque sí, me intriga, además recuerda que dijimos que siempre
vamos a ser sinceros el uno con el otro.
S: Si ya me
extrañaba que no me preguntaras antes.
C: No porque
tenía mil cosas en la cabeza con eso de la compra de mi vestido. Además, porque te conozco y confío en ti,
estaba segura que me lo dirías en algún momento, pero tengo que aceptar que mi
curiosidad pudo más.
S: Pero se va
tener que esperar un poquito para enterarse, es una sorpresa.
C: Y no me podrías
adelantar algo.
S: Eso si ….que
nó, ja, ja, ja.
C: Bueno no te
agobio más con mis preguntas (le dice girando su cara hacia la ventana del
vehículo para ignorarlo y se sintiera un poco culpable de no confiar en ella).
S: Pero mi amor,
no te enojes. Ya verás que cuando te
enteres te va encantar.
C: Bueno (le dijo
como una niña pequeña cuando la hacen esperar para una sorpresa o regalo).
Ya habían llegado
al rancho y tan pronto como llegaron, Manuel corrió a saludarlos. Ambos hombres ayudaron a entrar a la casa
todos los paquetes y bolsas de los artículos comprados. En un aparte, sin que Carina se percatara,
Manuel le preguntó a Sebastián que cuando hablaría con su madre. Él le dijo que esa misma noche después de la cena hablaría con
ella.
Continuará…
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