Capítulo 8
EE: Es maravilloso.
No podría estar más contenta.
Sebastián se
aproximó a su abuela y le pasó un brazo por los hombros.
S: Perdonen, será
solo un momento. Esperanza, tenemos que
hablar (dijo al tiempo que la tomaba por un codo y la conducía fuera de la sala
y lejos de la periodista). ¿Qué demonios quieres decir con aquello de que el
ordenador me seleccionó?
EE: Tu caso era
solo un ensayo (dijo ella a la defensiva). Pusimos tus datos cuando estábamos probando el
ordenador. Pensé que te había borrado
del fichero.
S: Bien. Hazlo ahora.
EE: No puedo
borrarte (dijo ruborizada). Sebastián,
escúchame, la periodista lo ha visto todo. Tú fuiste el único seleccionado. Y no hay más.
S: ¿No te
importaría explicarme cómo ha sucedido todo esto? (preguntó al tiempo que hacía
un enorme esfuerzo para contenerse).
EE: No sabría
decirlo. Pero sucedió, y nada puedo
hacer para remediarlo
Esperanza se
plantó en medio de la estancia con las manos en las caderas, y sus ojos, tan
azules como el cielo, clavados en él.
EE: Necesito que
salgas con esa mujer.
S: ¿Y si me
niego? ¿Qué le pasará a la empresa si me
niego?
EE: Estás en todo
tu derecho y desde luego que no puedo obligarte. En cuanto a la empresa, no estoy segura de que
pueda afrontar una campaña publicitaria adversa.
Sebastián era lo
suficientemente mayor como para decirle a su abuela lo que quisiera, pero
sentía demasiado respeto por la mujer que lo había criado, así que se abstuvo
de ofenderla con las duras palabras que tenía en la punta de la lengua.
S: ¿Y qué tendría
que hacer? (se limitó a preguntar).
EE: Salir con
ella unas cuantas veces.
S: ¿Cuántas?
EE: Las
necesarias para dejar satisfecho a su hijo.
S: Eso sí que es
duro, Esperanza. El chico es difícil de
satisfacer.
EE: Bueno, tal
vez no le gustes a la madre. Entonces
quedarás libre de cualquier compromiso (comentó encogiéndose de hombros).
S: Y qué pasaría
si a mí no me gusta (preguntó con una dura mirada).
Por primera vez
una sonrisa iluminó el rostro de Esperanza.
EE: ¿Tú crees que
eso es posible, hijo?
S: Todo es
posible. Sé que esto no va a resultar (comentó
con más suavidad). Y alguien puede salir
dañado, incluso tu empresa.
EE: Pero hay algo
que no has considerado.
S: ¿Y qué es?
EE: Que ella
podría ser ese alguien que has estado esperando durante todos estos años. Todo lo que tienes que hacer es besarla. Y entonces lo sabrás con toda seguridad.
Continuará….
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